martes, 2 de abril de 2013

Aunque tú no lo sepas

 

Era la banda sonora de los trayectos en coche de casa de mis padres a la mía. Los que hacía al regresar de recoger a mi hijo para llevármelo a casa al salir del trabajo, cuando todavía no tenía edad para las guarderías. Tumbado y bien amarrado en el maxicosi que colocaba en el asiento delantero, en posición invertida como marca la normativa (la de entonces, no sé si ha cambiado ahora) le ponía en el CD esta canción. De reojo notaba como, con expresión seria, me miraba fijamente como si estuviera analizando y procesando cada uno de mis movimientos al hacer la segunda voz de Enrique Urquijo, sin desatender las peripecias del tráfico, y le arrebataba una de esas sonrisas de bebé que tanto cuestan de conseguir cuando de pronto, sin dejar de cantar, lo miraba.
Luego la voz de Enrique Urquijo se apagó y Los Secretos perdieron para siempre su capacidad de seducirme y poco a poco fui desentendiéndome de cada una de sus noticias, de sus discos nuevos. Pero cada vez que la escucho vuelvo a ponerme al volante de mi coche hace catorce años y, sin desatender las peripecias del tráfico, alargo la mano y me parece tocar la estructura de plástico del maxicosi que tengo al lado, donde tumbado y bien amarrado está el cuerpo de bebé de mi hijo que sonríe tan pronto como empiezo a cantarle aquello de aunque tú no lo sepas.
Alguien me la ha hecho recordar hoy. Nos conocemos hace un tiempo y hemos vivido momentos intensos pero hasta hoy no habíamos descubierto que compartíamos afición por Los Secretos, por Enrique Urquijo y más en concreto por esta canción.

 
 
"Pienso que es bueno que en un relato haya un leve aire de amenaza... Debe haber tensión, una sensación de que algo es inminente"

Raymond Carver

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