domingo, 25 de noviembre de 2012

FIN


Es el riesgo de ver una película después de haber leído el libro y, además, esperar el estreno durante meses con muchas expectativas. El viernes, día del estreno, fui a ver FIN, la película de Jorge Torregrosa basada en la exitosa novela de David Monteagudo.
En su momento ya dije que no tenía muy claro si la novela me había gustado o no, la leí entera y con mucho interés hasta el final pero salí de ella como se sale de uno de esos restaurantes donde has comido más o menos bien pero te has quedado con una cierta incómoda sensacion de hambre. El tema del apocalipsis empieza a estar un poco trillado pero en la novela tiene un enfoque que le da un matiz interesante, en lugar de ataques aliénigenas o hordas de infectados simplemente se desaparece, uno a uno, hasta que no va quedando nadie.
Una novela tentadora de ser llevada al cine, una historia seguramente apetecible de rodar, pero con trampa. Porque más allá de narrar la historia de los amigos que se reencuentran después de veinte años en una casa en la montaña y donde pronto, y demasiado pronto como para ser bien digerido, empiezan a aflorar los malos rollos entre ellos, la primera de las desapariciones y el viaje hacia una supuesta civilización para encontrar ayudas y respuestas, la película tenía que haber conseguido reflejar otros aspectos más sutiles que le hubieran dado la consistencia necesaria para que atrapara.
Al margen de algunas muy dignas interpretaciones y una ambientación acertada, a la película le falta bastante. Le falta por ejemplo encontrar el ritmo que quizá se echa a perder por la precipitación de querer contar toda la historia en un metraje demasiado corto, le falta lograr la tensión que la historia pide, no es que la película aburra pero es que no nos da la sensación de estar a las puertas del FIN y, para mí lo más importante, le falta transmitir la amenaza y la fragilidad del ser humano, la amenaza de la naturaleza, la amenaza del mundo animal que en el libro sí se consigue (cambiar la jauría de galgos de la novela por unos cuantos pastores alemanes hace que se pierda ese sensación de terror emergente y explosivo). Tampoco he encontrado acertados lo pequeños cambios que la película hace respecto a la novela, no parece que consigan lo que pretenden, al menos para alguien que la ha leído. Aunque, como he dicho, el libro tiene trampa. Algunas aspectos ya son difusos en el libro: la historia del profeta, por ejemplo, o un final un punto decepcionante.
Creo que por la reacción del público al salir del cine, mi apreciación después de ver la película fue bastante compartida, caras de indiferencia, algún silbido y comentarios de cierta desilusión saliendo por la puerta de emergencia en dirección a la calle.
Al llegar a casa entro en internet y busco críticas para ver si es cosa mía o es de la película y, por lo que encuentro, tampoco me queda demasiado claro.

http://www.klownsasesinos.com/pelicula/fin-2012/

el director navega sin rumbo entre el thriller de misterio y el drama existencial sin encontrar nunca el tono adecuado a pesar de atisbarse ciertos detalles indiciarios del mismo; la poderosa fotografía y la apetecible banda sonora se ven seriamente afectadas por un ritmo lineal que lejos de mantener la tensión desubica constantemente al espectador, sucediéndose hechos que contradicen lo desvelado con anterioridad.

Aunque la intríngulis resida en un hecho conocido no deja de antojarse apasionante y absorbente, pero la narrativa empleada no convence lo más mínimo, obstaculizando las destacables interpretaciones de Maribel Verdú y Antonio Garrido; las diversas facetas positivas permanecen en la sombra mientras los errores brillan sin cesar, provocando el descontento y facilitando la elaboración de reproches.

http://www.culturamas.es/blog/2012/11/23/133555/

dosifica la tensión con gran maestría, esta acompaña al espectador durante casi toda la película sin darle apenas tregua. Acertados planos cortos transmiten a la perfección el miedo, el dolor e incluso la ansiedad que padecen con gran intensidad los protagonistas de esta película, mezclándose con la grandiosidad de impactantes imágenes panorámicas que en algunos momentos llegan a adquirir tintes pictóricos.

esta película nos permite bucear en lo que supone el olvido de las personas que un día fueron importantes, haciendo que el espectador pueda percibir la profundidad de una historia que a simple vista pudiera parecer una trama de misterio al más puro estilo Hitchcock.

http://www.notasdecine.es/91431/criticas/critica-fin/

Su inicio desprende interés pero las promesas acaban hundiéndose en un mar de irrelevancia. Falta nervio en la puesta en escena, sutileza en los diálogos y, en definitiva, algo distinto y emocionante. Los actores hacen lo que pueden teniendo que recitar frases lapidarias con más frecuencia de la deseable, mientras la historia se encamina a un desenlace que, sin estar mal facturado ni dejar de desprender cierto halo metafórico, deja, como todo lo demás, una sensación de indiferencia que es la puntilla para un largometraje del que será difícil recordar algo de aquí a pocos meses

1 comentario:

Carso dijo...

Siguiendo las entradas de tu blog me he topado alegremente con esta reseña sobre la película / libro Fin y coincido contigo en haber leído la novela y haber esperado después con ciertas expectativas la película. En mi caso la novela me enganchó hasta un momento determinado (concretamente cuando las desapariciones y la situación se vuelven inverosímiles, cuando ya no le queda hueco a la trama para dar una explicación y se convierte en una novela de ficción metafísica). A partir de entonces seguí leyendo por inercia, con la curiosidad de quien ha empezado algo y quiere saber cómo acaba, pero sabiendo de ante mano que me iba a decepcionar.
Pese a todo aprecié el músculo de Monteagudo y me eché a lomos de su segunda novela: Brañaganda (por dios, que este hombre acepte consejos para poner títulos a sus libros), en la que se le nota mucho más arte y oficio, no solo impulso creativo como en la primera. Te la recomiendo. Marcos Montes, en cambio, (otro título horrendo) apareció cuando lo de la mina chilena en la que habían quedado encerrados unos trabajadores, y fue una edición oportunista que Monteagudo había escrito hacía tiempo pero que El Acantilado podía habernos ahorrado.
En cuanto a la película no creo que pase a los anales de la historia cinematográfica, pero a mí me gustó porque corregía ciertos desaguisados narrativos de la novela. La escena de las desapariciones en la piscina fue la gota que colmó mi vaso, y en la película ese recinto se convierte en una poza, lugar mucho más plausible a la hora de desaparecer (por agujeros negros, bocas de tiburón o lo que sea). Los guionistas se preocuparon un poco más que Monteagudo en justificar esas desapariciones, la historia de las estrellas muertas hace millones de años, la gente que te piensa y te quiere son los que te mantienen vivos… nada del otro mundo, en todo caso, pero suficiente para andamiar una trama que en el libro quedaba demasiado abierta, como una bóveda que, en el fondo, no es más que una burbuja. Y el final, para mí mucho más redondeado bajo la cámara que en las letras impresas.
Dicho de otra manera, a mí me habría gustado leer la novela de Monteagudo con los matices de guión que aporta la película. Ahora bien, la tensión de la 1ª parte del libro (buitres, galgos, cabras montesas, etc…) me la quedo intacta a como la redactó su autor genuino.
Ahora acaba de publicar una serie de relatos, ya veremos qué línea sigue.

"Pienso que es bueno que en un relato haya un leve aire de amenaza... Debe haber tensión, una sensación de que algo es inminente"

Raymond Carver

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